A Chán da Moura
Sobre un peñasco ubicado en un alto cerca del pueblo de Francelos, perteneciente al municipio de Ribadavia, se cuenta que había una «moura» (antiguos moradores del más alla, que guardan los secretos de nuestros antepasados) de hermosura sin igual, que se peinaba el cabello con un peine de oro.
Solía aparecer antes de los primeros rayos de sol, y aunque casi todos los vecinos sabían de ella y algunos la habían visto desde lejos, ninguno quiso nunca presentarse en el lugar para verla de cerca, por temor a las cosas que no son de este mundo. Pero un día, un joven más valiente y atrevido que los demás, atraído por la belleza de la moura se acercó a ella y mantuvo una conversación. Ésta le dijo que guardaba un gran tesoro, pero que tanto ella como el tesoro estaban encantados, pues ella llevaba siglos esperando a que alguien rompiera este encantamiento para poder liberarse, y que si el joven quisiera ayudarla le entregaría el tesoro y se casaría con el, para ello tenía que venir antes del amanecer. Le advirtió que debería de tener gran valor y determinación, ella se presentaría en forma de serpiente con un clavel en la boca, y que él, que estaba demostrando un gran valor por el simple hecho para mantener esa conversación, no tendría que hacer nada más que dejarse abrazar por el reptil y quitar con sus labios el clavel que la serpiente llevaría en la boca, y acto seguido quedaría liberada ella y el tesoro.
Apareció el joven antes del alba en el lugar donde la moura se peinaba. En aquel preciso instante detras de una gran roca apareció el reptil con el clavel en la boca, como se lo había pronosticado la moura. Avanzó hacia él, lo envolvió en sus anillos y le puso delante de sus labios la flor para que el la cogiera.
Pero el joven, al verse en tal situación se asustó y fruto del pánico se liberó violentamente de la serpiente, que cayó muerta transformándose en la moura, inmediatamente un gran temblor hizo desplomar aquel lugar de peñascos convirtiéndolo en un espacio aplanado tal como podemos ver hoy, a partir de aquel día a ese lugar se le denomina “A Chán da Moura”.
Historia recogida por Modesto Martínez Carballal – Francelos